Las bebidas energéticas o también conocidas como energy drinks son unas bebidas que mejoran el rendimiento deportivo, sobre todo en los deportes de resistencia. Contienen un combinado de sustancias estimulantes que poseen altas concentraciones de cafeína, carbohidratos (glucoronolactona), extractos de plantas como ginseng y guaraná, vitaminas y aminoácidos como la taurina. Este tipo de bebidas aunque mejoran el rendimiento deportivo entre un 3% y un 7% según los estudios realizados (como la velocidad de los nadadores, la potencia muscular y la fuerza en los escaladores o la precisión en los jugadores de voleibol) incluso con un consumo de 1 a 3 latas pueden provocar dolor de cabeza, insomnio, malestar gastrointestinal o incluso un efecto laxante.
Es importante no confundirlas con las bebidas hidratantes (isotónicas o hipotónicas) para deportistas, diseñadas para la recuperación de sales minerales después de una actividad física intensa. Una lata de bebida energética o «energetic drink» contiene una dosis de cafeína que equivaldría, aproximadamente, a la de cuatro tazas de café filtrado, o a la que aportan dos expresos, a la de casi cuatro latas de cola o a seis tazas de té (alrededor de 300 mg).
En adultos sanos, se considera un consumo moderado entre los 100 mg y 300 mg de cafeína al día (cifra que supera una lata de la mayoría de las bebidas energéticas) y las dosis máximas recomendadas alrededor de 400 gramos.
Pero actualmente el consumo de estas bebidas no se limitan al circuito deportivo. Hoy se venden como productos asociados a la fiesta y tiempos de ocio, y para el día a día. Muchas veces deseamos tener una cantidad extra de energía que nos ayude a afrontar el día o determinados esfuerzos físicos con más vitalidad y sin muestra de cansancio, pero si no se conoce su composición y para qué sirven, pueden producir un efecto no deseado en la salud. Hay casos de muertes por consumo de estas bebidas. En España se consumen más de 220 millones de latas energéticas.
Los efectos que se provoca tras el consumo de estas bebidas y que se pueden manifestar alrededor de entre dos y ocho horas después de su consumo y dependiendo de la susceptibilidad de cada persona, son intoxicación, dolor de cabeza, enrojecimiento de la cara, dilatación de pupilas (midriasis), hipertensión arterial, taquicardia, nerviosismo, vómitos, hiperactividad y agitación psicomotora.
La mezcla de estas bebidas con drogas como la cocaína o la marihuana es extremadamente peligrosa, porque aumentan los riesgos cardiovasculares. La mezcla con alcohol puede llevar a beber un consumo excesivo no intencionado ya que la cafeína y los demás estimulantes hace más difícil que te des cuentes de tu propio nivel de intoxicación ya que se encubrirán los efectos del alcohol y nos mantendrán eufóricos por más tiempo. Es una combinación explosiva que daña seriamente la salud y que puede provocar los efectos antes descritos de forma más intensa.
Las personas hipertensas o con trastornos cardíacos deben evitar su consumo, ya que los cambios en la contractilidad que ocasiona podrían desencadenar arritmias. Tampoco las embarazadas y mujeres lactantes, niños, personas sensibles a la cafeína y la salud personas con trastornos neurológicos deberían abstenerse de consumirlas.
No se deben utilizar para reponer los líquidos perdidos en la actividad física intensa ya que la cafeína tiene efectos diuréticos y aumenta el riesgo de deshidratación. En estos casos hay que beber agua o bebidas hidratantes diseñadas para ello.
Como siempre, hay que tener un consumo responsable de este tipo de bebidas tomándolo ocasionalmente para personas que requieran aumentar su nivel de atención, concentración o reacción. Pero siempre se recomienda un uso moderado de la misma, como máximo 1 al día para los atletas. Y NUNCA se debe de tomar con alcohol porque un estimulante con un depresivo puede causar efectos graves, entre otras posibles complicaciones como hemos visto.