A partir de la década de 1940 surgió la agricultura intensiva. Se buscaba optimizar la productividad de la tierra a través de monocultivos, variedades genéticamente optimizadas y el uso controlado de fertilizantes y pesticidas. Así se pudo producir cada vez más alimentos ante una demanda de éstos también creciente, y al mismo tiempo garantizar su salubridad por las autoridades sanitarias. Aunque también hay que decir que no está claro aún los efectos a largo plazo sobre la salud humana y sobre la naturaleza del uso de todas estas sustancias que se utilizan para la producción intensiva de los alimentos.
En los países desarrollados además se consumen muy poca fruta y verdura con la consiguiente deficiencia de vitaminas y minerales que son nuestras medicinas naturales en la prevención de muchas enfermedades como el cáncer y enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
Pero si encima que se consumen pocos vegetales estos además tienen poca densidad de nutrientes, el problema se hace mayor. Se están produciendo alimentos que solo quitan el hambre pero que no aportan la adecuada nutrición. Los alimentos no nutren adecuadamente porque se producen de forma forzada y fuera de temporada, y porque la tierra está tan explotada que no puede recuperar los nutrientes y minerales para transmitirlos después en sus frutos.
Pero es que además a la hora de determinar la calidad de un alimento el criterio que usan las instituciones europeas es la de detección de contaminantes y de tóxicos (seguridad alimentaria) pero no la calidad de los nutrientes.
Y las etiquetas de ecológico en los alimentos tampoco nos aseguran un mayor aporte de nutrientes (algunos estudios hablan de un 10%-20% más de nutrientes); el consumo de alimentos locales y de temporada, y si es posible ecológicos, puede ser la solución para poder ingerirlos con más densidad de nutrientes. Pero suelen ser alimentos más caros y no accesibles a todo el mundo.
Entonces … ¿habría alimentos para todos y accesibles a todos los bolsillos?
Parece que la cantidad de tierra de cultivo disponible para hacer cultivos de calidad no sería suficiente para alimentar a toda la población mundial. Y también es evidente que existe una desigualdad nutricional de los más pobres. Las personas con menos recursos consumen alimentos más baratos (con más grasas y azúcares y menos proteínas) y con menos calidad nutricional. En el futuro la desigualdad nutricional se podría dividir entre aquellos que tienen dinero para comprar vegetales ecológicos, nutritivos, y los que no. Los alimentos que no nutren tampoco previenen enfermedades y origina un mayor coste social y económico para las sociedades. La suplementación con vitaminas y minerales parece que se hace casi obligada en vista del panorama actual y futuro.
Si quieres que te informe de algunas maneras de suplementar tu alimentación ponte en contacto conmigo en http://www.vidaenverde.es/herbamol