Cómo los cambios en la microbiota intestinal afectan la obesidad

La obesidad ha sido tradicionalmente explicada como un desequilibrio entre las calorías consumidas y las calorías gastadas. Sin embargo, en los últimos años, se ha demostrado que este enfoque es incompleto. La ciencia está revelando que factores como el estado de la microbiota intestinal desempeñan un papel determinante en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad.

En este artículo, exploramos cómo los cambios en la composición y función de la microbiota pueden influir en el metabolismo, el almacenamiento de grasa y la regulación del apetito, y qué estrategias pueden ayudar a restaurar un equilibrio saludable.


¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias, arqueas, virus y hongos que habitan principalmente en el colon. Se estima que un adulto sano alberga más de 100 billones de microorganismos, pertenecientes a miles de especies diferentes. Esta comunidad microbiana participa en funciones vitales como:

  • La digestión de fibras y polisacáridos
  • La síntesis de vitaminas y ácidos grasos de cadena corta
  • La modulación del sistema inmunológico
  • La protección frente a patógenos
  • La regulación del metabolismo energético

Una microbiota diversa y equilibrada es sinónimo de salud. Cuando esta se altera, se produce un estado conocido como disbiosis, que se asocia con múltiples enfermedades, incluida la obesidad.


Relación entre microbiota y obesidad: lo que dice la ciencia

Numerosos estudios han demostrado diferencias significativas en la microbiota de personas con obesidad frente a personas con normopeso. Algunos de los hallazgos más destacados incluyen:

  • Una mayor proporción del filo Firmicutes y una reducción de Bacteroidetes en individuos obesos.
  • Disminución de bacterias productoras de butirato, un ácido graso antiinflamatorio y protector del intestino.
  • Aumento de especies capaces de extraer más energía de los alimentos, lo que favorece el almacenamiento de grasa.
  • Alteración de la señalización de saciedad, lo que puede llevar a comer en exceso.
  • Mayor permeabilidad intestinal, que favorece la inflamación sistémica de bajo grado asociada al exceso de peso.

En estudios con ratones, se ha demostrado que trasplantar microbiota de animales obesos a ratones delgados puede inducirles obesidad, aun sin aumentar la ingesta calórica. Esto subraya el poder del ecosistema intestinal en la regulación del metabolismo.


Mecanismos por los cuales la microbiota influye en la obesidad

Regulación del metabolismo energético

Algunas bacterias degradan fibras no digeribles y las convierten en ácidos grasos de cadena corta (como butirato y propionato), que afectan la utilización de energía y la sensibilidad a la insulina.

Interacción con hormonas del apetito

La microbiota modula la producción de hormonas como la leptina, la grelina y el péptido YY, que controlan la sensación de hambre y saciedad.

Activación de la inflamación crónica de bajo grado

La disbiosis puede aumentar la liberación de lipopolisacáridos (LPS) al torrente sanguíneo, lo que genera un estado inflamatorio que favorece la resistencia a la insulina y el aumento de grasa corporal.

Influencia en el almacenamiento de lípidos

Algunas bacterias influyen en la expresión de genes relacionados con la lipogénesis y la acumulación de grasa en tejidos.


Factores que alteran negativamente la microbiota

  • Dietas ricas en ultraprocesados, azúcares y grasas refinadas
  • Bajo consumo de fibra y alimentos vegetales
  • Uso prolongado de antibióticos
  • Estrés crónico y falta de sueño
  • Sedentarismo
  • Cesárea y lactancia artificial en la infancia

Estos factores contribuyen a una microbiota pobre en diversidad y funcionalidad.


Estrategias nutricionales para mejorar la microbiota y controlar el peso

Aumentar el consumo de fibra prebiótica

Alimentos como avena, plátano verde, cebolla, ajo, alcachofa, puerro y espárragos alimentan a las bacterias beneficiosas.

Incorporar alimentos fermentados

Kéfir, yogur natural, chucrut, kombucha y miso aportan microorganismos vivos que enriquecen la microbiota.

Consumir polifenoles

Presentes en frutas, verduras, té verde, cacao puro y especias como la cúrcuma, favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas.

Evitar productos ultraprocesados

Que alteran la composición microbiana y favorecen la inflamación intestinal.

Practicar ejercicio físico regular

El movimiento estimula la diversidad microbiana, incluso sin cambios en la dieta.

Dormir adecuadamente y gestionar el estrés

Ambos factores influyen directamente en el equilibrio microbiano intestinal.


Conclusión

La microbiota intestinal no es solo una aliada digestiva, sino una reguladora clave del metabolismo, el apetito y la inflamación, factores que influyen directamente en el desarrollo o prevención de la obesidad.

Modificar nuestros hábitos alimentarios y de vida para favorecer una microbiota diversa y equilibrada puede ser una herramienta poderosa no solo para perder peso, sino también para construir una salud duradera desde el intestino.

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