La función tiroidea influye en prácticamente todos los procesos metabólicos del organismo. La tiroxina (T4), una de las principales hormonas producidas por la glándula tiroides, regula el metabolismo energético, el crecimiento y la función celular. En torno a ella y a la alimentación se han generado múltiples debates, especialmente sobre los llamados alimentos bociógenos, supuestamente capaces de interferir con la función tiroidea. Este artículo analiza qué hay de cierto en estas afirmaciones y cuál es la relación real entre dieta y salud tiroidea.
Qué es la tiroxina y su función
La tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3) son hormonas tiroideas que controlan la velocidad del metabolismo. Su síntesis depende del yodo, un mineral esencial que la glándula tiroides utiliza para formar estas hormonas. Un déficit de yodo o una interferencia en su absorción puede alterar la función tiroidea y provocar trastornos como el hipotiroidismo o el bocio.
Qué son los alimentos bociógenos
Los bociógenos son sustancias naturales presentes en algunos alimentos vegetales que pueden interferir con la captación de yodo o con la síntesis de las hormonas tiroideas. Su nombre proviene del “bocio”, el aumento del tamaño de la glándula tiroides.
Entre los alimentos considerados bociógenos se encuentran:
- Verduras crucíferas: brócoli, col, coliflor, coles de Bruselas, nabo.
- Soja y derivados: tofu, bebida de soja, miso.
- Mandioca y batata.
- Algunas frutas, como el melocotón o la fresa.
Mitos y realidades sobre los bociógenos
Mito 1: “Las verduras crucíferas dañan la tiroides”
Realidad: Las crucíferas contienen compuestos llamados glucosinolatos, que pueden liberar sustancias bociógenas (como el tiocianato) al metabolizarse. Sin embargo, su efecto sobre la tiroides es mínimo en personas con una ingesta adecuada de yodo. Además, el cocinado (hervir, cocer al vapor o saltear) destruye gran parte de estos compuestos, reduciendo su potencial efecto.
Mito 2: “La soja causa hipotiroidismo”
Realidad: La soja puede interferir en la absorción de levotiroxina (T4 sintética) si se consume en exceso y muy cerca de la medicación. No obstante, no altera la función tiroidea en personas con niveles normales de yodo ni en quienes consumen la medicación de forma adecuada.
Mito 3: “Hay que eliminar completamente los bociógenos de la dieta”
Realidad: No es necesario. Estos alimentos son ricos en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. En una dieta equilibrada, su efecto sobre la tiroides es insignificante. Lo importante es garantizar una ingesta suficiente de yodo y cocinar adecuadamente las verduras crucíferas.
Factores que protegen la función tiroidea
- Aporte adecuado de yodo: el consumo moderado de sal yodada o alimentos marinos (pescados, algas, mariscos) asegura la síntesis hormonal.
- Selenio y zinc: esenciales para la conversión de T4 en T3 activa. Se encuentran en nueces de Brasil, huevos y legumbres.
- Control del estrés y descanso: el cortisol elevado afecta la producción y conversión de hormonas tiroideas.
- Evitar el exceso de ultraprocesados: los aditivos y el déficit de micronutrientes alteran la función endocrina.
Interacción entre tiroxina y alimentación
Las personas que toman levotiroxina deben tener en cuenta:
- Consumir la medicación en ayunas, con agua, al menos 30-60 minutos antes del desayuno.
- Evitar combinarla inmediatamente con alimentos ricos en fibra, calcio, hierro o soja, que pueden disminuir su absorción.
- Mantener horarios constantes para mejorar la eficacia del tratamiento.
Conclusión
Los alimentos bociógenos, lejos de ser enemigos de la tiroides, forman parte de una alimentación saludable cuando se consumen con moderación y se preparan adecuadamente. La verdadera clave para mantener la función tiroidea es garantizar una dieta equilibrada, suficiente en yodo, selenio y zinc, junto con un estilo de vida saludable. La evidencia actual demuestra que no es necesario eliminar estos alimentos, sino integrarlos de forma inteligente dentro de un patrón nutricional completo.
