Problemas de la erradicación del Helicobacter pylori y el impacto sobre la microbiota

La erradicación del Helicobacter pylori se considera un paso esencial en el tratamiento de muchas enfermedades gástricas, como la gastritis crónica, las úlceras pépticas o incluso la prevención del cáncer de estómago. Sin embargo, como todo tratamiento, esta intervención no está exenta de efectos secundarios, especialmente cuando se utilizan terapias antibióticas agresivas que afectan también al equilibrio microbiano intestinal.

En este artículo exploramos los problemas que pueden surgir tras la erradicación del H. pylori, centrándonos en el impacto sobre la microbiota intestinal y las posibles consecuencias a largo plazo para la salud digestiva y general.


¿En qué consiste la erradicación del H. pylori?

La erradicación del Helicobacter pylori se basa en tratamientos combinados de antibióticos junto con inhibidores de la bomba de protones (IBP). Los esquemas más comunes incluyen:

  • Terapia triple: dos antibióticos (como amoxicilina y claritromicina) más un IBP
  • Terapia cuádruple: añade bismuto o un segundo antibiótico alternativo en casos de resistencia

El objetivo es eliminar completamente la bacteria del estómago para prevenir daños a largo plazo, como úlceras o cáncer gástrico.


Impacto de la erradicación sobre la microbiota intestinal

Aunque los beneficios de eliminar el H. pylori pueden ser importantes, el uso de antibióticos de amplio espectro tiene efectos colaterales sobre la microbiota intestinal, como:

  • Reducción de la diversidad microbiana: muchas bacterias beneficiosas mueren junto con el H. pylori
  • Proliferación de microorganismos oportunistas: como Clostridium difficile o Candida, especialmente en personas vulnerables
  • Alteración de la función digestiva: aumento de gases, diarrea, estreñimiento, intolerancias y malabsorción
  • Disbiosis intestinal crónica: en algunos casos, el desequilibrio microbiano persiste durante meses o años
  • Influencia sobre la inmunidad y el metabolismo: ya que la microbiota está implicada en la regulación inmunológica, hormonal y emocional

Estos efectos son más probables cuando se utilizan tratamientos prolongados o repetitivos sin acompañamiento nutricional o probiótico.


Posibles consecuencias a largo plazo

La alteración de la microbiota intestinal después de la erradicación puede asociarse con:

  • Síndrome del intestino irritable post-antibiótico
  • Mayor susceptibilidad a infecciones gastrointestinales
  • Aumento del riesgo de enfermedades metabólicas como obesidad o diabetes tipo 2
  • Cambios en el eje intestino-cerebro, lo que puede afectar el estado de ánimo y la función cognitiva
  • Disminución de la tolerancia inmunológica, con aparición de alergias o inflamación sistémica

Aunque estos efectos no se presentan en todos los pacientes, es importante considerar el equilibrio entre el beneficio clínico y el riesgo de disbiosis.


¿Cómo minimizar el impacto sobre la microbiota?

Para proteger la microbiota durante y después del tratamiento de erradicación, se recomienda:

  • Incluir probióticos específicos (como Lactobacillus rhamnosus GG o Saccharomyces boulardii) durante y después del tratamiento
  • Aumentar el consumo de fibra prebiótica: legumbres, frutas, verduras, cereales integrales
  • Evitar alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y alcohol, que favorecen la disbiosis
  • Mantener una dieta rica en alimentos fermentados naturales: yogur, kéfir, chucrut, miso
  • Supervisión médica continua: especialmente si persisten molestias digestivas tras la erradicación

Un enfoque nutricional adecuado puede ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota y reducir los efectos secundarios.


¿Es siempre necesaria la erradicación?

No todos los casos de infección por H. pylori requieren tratamiento inmediato. La decisión debe basarse en:

  • Presencia de síntomas persistentes
  • Diagnóstico de úlceras, gastritis severa o displasia
  • Antecedentes familiares de cáncer gástrico
  • Evaluación de la microbiota y estado general de salud

En personas asintomáticas o con bajo riesgo, puede valorarse una estrategia de vigilancia activa antes de iniciar un tratamiento que altere profundamente la flora intestinal.


Conclusión

La erradicación del Helicobacter pylori es una herramienta valiosa en el manejo de enfermedades gástricas, pero no está exenta de riesgos. Uno de los más relevantes es el desequilibrio de la microbiota intestinal, que puede tener consecuencias amplias y duraderas.

Por ello, es fundamental abordar cada caso de forma personalizada, valorar los riesgos y beneficios, y acompañar el tratamiento con estrategias que protejan la salud intestinal y el equilibrio microbiano.

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