Introducción
Hay que hacer duras críticas a la gestión del gobierno en relación a la devastadora DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) o gota fría (como se ha llamado toda la vida) que afectó a Valencia el pasado 29 de octubre de 2024. Durante esta tormenta, las lluvias intensas provocaron inundaciones significativas que causaron destrucción y desbordamientos, principalmente debido a fallos en la comunicación y en la infraestructura de alerta y respuesta a emergencias. A continuación, desglosamos los puntos principales y analizamos cómo se podrían haber mitigado algunos de estos problemas.
La Comunicación y la Falta de Alerta Temprana
Pese a que la AEMET (agencia estatal de meteorología) que depende del Ministerio de Transición Ecológica, elevó el nivel de alerta al máximo en la mañana del martes 29 por la DANA y advirtió de “un nivel de riesgo muy alto para la población”, las autoridades no adoptaron medidas excepcionales. De hecho, el presidente de la Comunidad Valenciana (Carlos Mazón) declaraba sobre las 13:00 que “el temporal se desplaza hacia la serranía de Cuenca en estos momentos, por lo que de eso que hacía las 18:00 disminuya su intensidad”. Durante la tragedia, el Ministerio de Transición Ecológica solo alertó a las autoridades valencianas a través de un correo electrónico, enviado tarde a las 18:50, sin ninguna llamada directa que pudiera haber movilizado de forma rápida a las instituciones locales. Esta comunicación llegó cuando varias zonas ya estaban bajo agua, lo cual generó críticas por parte de los afectados, quienes argumentaron que la falta de una advertencia más efectiva agravó la situación y aumentó los daños. Este aspecto resalta la necesidad de revisar y modernizar los protocolos de emergencia y garantizar que los sistemas de alerta sean confiables y oportunos.
El Desbordamiento de los Ríos y la Insuficiencia de las Infraestructuras
Uno de los puntos críticos fue el desbordamiento de ríos y barrancos, como el Barranco del Pollo, que alcanzó un caudal de hasta 2282 m³/s. La intensidad de las lluvias, en algunos lugares alcanzó los 491 l/m², y superó con creces la capacidad de drenaje de las infraestructuras existentes. El gobierno central y la ministra Teresa Ribera han sido negligentes por no haber invertido en mejoras y mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas, así como en la limpieza y dragado preventivo de los cauces. Esto llevó a que los cauces, que no habían sido limpiados adecuadamente, no pudieran soportar las lluvias torrenciales.
Problemas en los Sistemas de Alerta
Otro punto a destacar es la ineficiencia de los sistemas automáticos de información y alerta, que no reaccionaron con la rapidez necesaria. En lugar de avisar directamente a la ciudadanía a tiempo, los sistemas enviaron alertas cuando ya las zonas estaban afectadas por el agua, lo cual hizo que los habitantes se encontraran desprevenidos. Esto evidencia la necesidad de mejorar los sistemas de alerta para que sean más efectivos y rápidos en momentos de emergencia, evitando así que las comunidades se enfrenten a desastres sin preparación.
Críticas a las Políticas de “Mínima Intervención”
Se cuestiona la política de “mínima intervención” adoptada por el gobierno en cuanto a la limpieza y mantenimiento de los cauces. Esta política es insuficiente para enfrentar los efectos cada vez más extremos del “cambio climático”. Los cauces sin un mantenimiento preventivo adecuado se convierten en riesgos significativos durante lluvias intensas, pues se desbordan con mayor facilidad y causan inundaciones más graves. Hay que revisar estas políticas para que incluyan planes de acción más robustos y efectivos frente a fenómenos climáticos extremos.
Responsabilidades Políticas y Consecuencias a Futuro
Es responsable el gobierno local, así como también el gobierno central en esta tragedia. Se debe investigar la falta de acción previa a la tormenta, así como la tardía reacción durante la emergencia. Asimismo, el gobierno debería asumir un rol más activo en la implementación de políticas de prevención y manejo de inundaciones, especialmente en una época en la que el cambio climático incrementa la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos naturales.
Conclusión
La DANA (gota fría) en Valencia pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar los sistemas de alerta, invertir en infraestructura de protección hídrica y revisar las políticas de mantenimiento de cauces. Estos cambios son cruciales no solo para responder adecuadamente ante emergencias climáticas, sino también para prevenir futuras tragedias en una región vulnerable a las lluvias intensas. Estas deficiencias en caso de no ser abordadas, pueden continuar exponiendo a la comunidad a riesgos graves en cada evento de lluvias torrenciales.
