Nutrición y fibromialgia

La fibromialgia es un síndrome que causa dolor muscular y cansancio general. Estas personas experimentan dolor crónico. Las áreas dolorosas llamadas “puntos sensibles” pueden ser especialmente dolorosas cuando se ejerce presión sobre ellas. Los puntos sensibles comunes se encuentran en el cuello, parte posterior de la cabeza, los codos, los hombros, espalda, brazos, las rodillas, las articulaciones de la cadera. Puede haber dolores de cabeza, insomnio, adormecimiento de extremidades y alteraciones de la memoria.

La fibromialgia es más común en las personas entre 35 y 60 años de edad y las mujeres son más propensas que los hombres a tener fibromialgia. Las personas con artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes tienen mayores probabilidades de desarrollar fibromialgia. No existe una cura, pero las medicinas pueden ayudar a controlar los síntomas. Dormir suficiente, llevar una dieta saludable y hacer ejercicio también puede ayudar.

Algunas personas con fibromialgia tienen síntomas leves y necesitan poco tratamiento. Sin embargo, otras personas precisan medicamentos, ejercicio y entrenamiento sobre técnicas para ayudarles a sobrellevar el dolor. El tratamiento debe ir enfocado a mejorar los síntomas que sufre la persona y a mejorar su calidad de vida y donde se intervenga desde diversos enfoques como el farmacológico (analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos, …), la fisioterapia, la psicoterapia, el deportivo y el nutricional.

He comprobado que muchas personas que mejoran su nutrición pueden experimentar una mejoría de su fibromialgia. Por ello, es esencial mantener una nutrición sana y adecuada. La distribución de los macronutrientes es de un 15% de proteínas, 35% grasas y 50% de carbohidratos. Las proteínas deberían venir el 60% de proteínas vegetales (legumbres, soja). Las grasas deben tener alto contenido de omega 3 y bajo en grasas saturadas. Se debe consumir pescado azul, el aceite de oliva virgen, los frutos secos y las semillas. Los carbohidratos deben ser complejos ricos en fibra, fundamentalmente de las frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.

Parece ser que en las personas con fibromialgia se produce una pérdida crónica de calcio y magnesio lo que puede causar contracturas musculares. Además, también es frecuente encontrar un déficit de zinc, selenio, yodo, hierro y vitamina D.

Se recomienda realizar una alimentación rica en minerales como el magnesio, el calcio y el potasio, y baja en sal. Hay que aportar vitamina C, A, E, Selenio, Zinc y antioxidantes como los flavonoides (están en frutas, verduras, legumbres y frutos secos). Hacer una ingesta correcta de vitamina D para asegurar la absorción del calcio a nivel intestinal. Aumentar el consumo de alimentos ricos en betacarotenos (verduras de color naranja) que mejora el estado de las mucosas.

Hay que consumir más omega 3 por su efecto antiinflamatorio y porque mejora los estados de depresión. Aumentar el consumo de fibra que va a mantener una flota intestinal adecuada y por ello a mejorar la absorción intestinal de nutrientes.

Una manera fácil y segura de aportar todos estos nutrientes al organismo es utilizar los batidos nutricionales donde puede aportar diariamente lo que su cuerpo necesita. Los suplementos con omega 3 y los multivitamínicos se aconsejan también para asegurarse del aporte diario de todos ellos.

También es necesario hacer ejercicio moderado de forma regular puede reducir el dolor, darle más energía, reducir el estrés y ayudarle a dormir mejor. Es mejor empezar con ejercicio aeróbico suave (andar) durante un corto período de tiempo, unos pocos días a la semana. A medida que el dolor disminuye y aumenta su energía, puede aumentar gradualmente la intensidad y la frecuencia del ejercicio.

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