La proporción de adultos con sobrepeso (índice de masa corporal, IMC> 25) y obesos (IMC> 30) ha aumentado en todo el mundo entre 1980 y 2013. La prevalencia de la obesidad alcanza su pico entre los 55 y los 60 años en los hombres con un 25% de obesidad en los países de altos ingresos y unos 5 años más tarde en las mujeres con un 30% de obesidad. Esto puede tener implicaciones para el riesgo de desarrollo posterior del cáncer, particularmente en adultos mayores (mayores de 60) considerando que son el grupo demográfico que más crece en la mayoría de los países de altos ingresos.
Está bien establecido que un alto IMC se asocia con un mayor riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, incluyendo el cáncer.
El exceso de grasa corporal, como se define por el alto IMC, ha sido convincentemente vinculado a un mayor riesgo de once tipos diferentes de cáncer, incluyendo el cáncer de esófago (adenocarcinoma), estómago, cáncer colorrectal, vesícula biliar, páncreas, hígado, mama (posmenopáusica), ovario, endometrio, riñón y próstata. Y una revisión actualizada del consenso del IARC* también juzgó la fuerza de la evidencia suficiente para el tiroides, el meningioma y el mieloma múltiple (Lauby-Secretan et al, 2016). Estos cánceres por sí solos representan alrededor del 50% de la carga global total de cáncer (basada en los datos de GLOBOCAN 2012, Arnold et al, 2016b).
Sin embargo, no estaba claro con respecto a lo bien que el IMC refleja la compleja biología subyacente de asociaciones entre la adiposidad y el riesgo de cáncer. Recientes estudios han intentado obtener estimaciones de riesgo estandarizadas para las medidas antropométricas de la adiposidad general (IMC) y la distribución de la grasa corporal (circunferencia de la cintura, circunferencia de la cadera y relación cintura/cadera) y su asociación con cánceres relacionados con la obesidad combinados (es decir, zonas de cáncer con evidencia convincente de una asociación positiva con una mayor grasa corporal), así como el cáncer colorrectal y el cáncer de mama (postmenopáusico) en una gran población de adultos mayores de Europa.
En estos estudios la adiposidad general medida por el IMC y la distribución de la grasa corporal medida por circunferencia de la cintura, circunferencia de la cadera o relación cintura/cadera mostraron asociaciones positivas comparables con cánceres relacionados con la obesidad combinados, con cáncer colorrectal y con cáncer de mama posmenopáusico.
Por ello, evitar la obesidad abdominal también puede ser importante para sitios específicos de cáncer, pero requiere más investigación. En general, estos resultados subrayaron la importancia de evitar el exceso de grasa corporal para la prevención del cáncer independientemente de la edad y el género.
Más información en los artículos originales:
https://www.nature.com/bjc/journal/v116/n11/full/bjc2017106a.html
* International Agency for Research on Cancer
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