La frustración es un sentimiento que se genera en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo planteado. La frustración forma parte de la vida cotidiana. Es lo que nos hace esforzarnos para conseguir algo. La frustración + esfuerzo = éxito
Es la incomodidad lo que nos hace crecer y avanzar en la vida. Es necesario sentir la frustración para saber manejarla adecuadamente y por ello es una habilidad que hay que aprender a desarrollarla, ya que forma parte de nuestra vida. Para tolerar la frustración hay que aprender y sobreponerse al fracaso.
Aprendemos a manejar estas situaciones desde la infancia pero a veces la sobreprotección de los padres puede hacer que los niños crezcan sin aprender a manejar estos sentimientos. La falta de límites y de disciplina hace que estos niños tengan muy baja tolerancia a la frustración.
Una persona con baja tolerancia a la frustración quiere todo al instante. Es incapaz de postponer una satisfacción. Para esta persona la vida tiene que ser fácil y cómoda y eliminar cualquier malestar posible que pudiera surgir. Reacciona ante la imposición de límites.
Una persona frustrada y que vive frustrada puede intentar frustrar siempre a los demás. Puede ser más agresivo, iracundo y tiene una incapacidad de relacionarse con las demás personas. Además desarrolla una impulsividad y una actitud infantil. No aceptan un no y están convencidos de que nadie les puede decir que no. A veces los sentimientos de odio pueden estar presentes. Pueden también tener otros trastornos del comportamiento, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, etc. Y en último término también puede llegar la resignación y aceptación de que todo le sale mal, se rinden y pueden caer en la depresión.
Por ello es importante educar a los hijos en la cultura del esfuerzo y la disciplina siendo a la vez flexibles y comprensivos.
¿Cómo combatir la frustración?
Desde el punto de vista del que educa, con educación emocional. No sobreprotegiendo. No haciendo nada por ellos que puedan realizar por sí solos. Marcar siempre límites claros. Enseñar a posponer para conseguir algo mejor que la gratificación inmediata. Enseñar a aceptar un No. Dar ejemplo. Felicitar siempre por los logros conseguidos.
Con la aceptación de la realidad, de la vida tal y como nos viene, reconociendo que las cosas no salen siempre como queremos pero que podemos aceptar esta situación desde la normalidad y que nos puede llevar a otra forma de vivir diferente pero feliz también. La adaptación es fundamental y a veces podemos conseguir nuestras metas de otras formas distintas a las que habíamos planeado al principio.
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