Una buena actitud saca lo mejor que llevamos dentro. Pasar del «quiero hacerlo» a «lo hago» mediante un plan de acción definido es lo que distingue a las personas que tienen una actitud correcta. Es poner en mente el objetivo y mediante el esfuerzo, la constancia y la acción lograr lo que nos proponemos.
La mayor recompensa de una buena actitud es que mejoramos nuestras capacidades personales y descubrimos nuestro potencial real. El objetivo para nosotros debe ser lograr la excelencia en aquello que nos propongamos y no el de ser los mejores en eso. Lo primero depende exclusivamente de nosotros mientras que lo segundo no, ya que también depende de los demás.
A veces una buena actitud puede hacernos llegar más lejos que otras personas que tienen más cualidades innatas que nosotros pero que no poseen la actitud adecuada, y en caso de poseerla optimiza nuestras posibilidades y capacidades. La actitud multiplica mientas que las aptitudes naturales o adquiridas suman.
Además las personas con una buena actitud ejercen un magnetismo hacia las demás personas y sirven de inspiración y de contagio de su optimismo, características necesarias en un líder. Nadie puede conseguir algo importante sin una buena actitud. Los contratiempos que nos podamos encontrar pondrán a prueba nuestra actitud y serán oportunidades de crecimiento personal y de aumento de la autoestima. Y esto nos dará alas para seguir aspirando a retos superiores y a seguir creciendo. El éxito es una consecuencia que casi con seguridad llegará.
En realidad no descubrimos lo resistentes y poderosos que somos hasta que nos enfrentamos con algún problema que llena nuestra mente de estrés y angustia. Entonces nos damos cuenta de que todos tenemos en nuestro interior el valor y la capacidad para superar momentos difíciles de la vida. Estos momentos son los que nos hacen fuerte y nos permiten crecer y pasar a otro nivel. Aunque también hay que saber gestionar la energía necesaria para afrontar nuestros retos sin demasiado desgaste personal.
La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia. Es la actitud y no la aptitud lo que determina tu altitud. Y para terminar te pongo este maravilloso vídeo de Víctor Küppers de una charla TED en Andorra sobre la actitud. Disfrútala.
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