Desarrollo personal. Casualidad versus Causalidad

Todo el mundo conoce la causalidad o la ley de la causa y los efectos. Nada se produce por accidente sino que los efectos son el resultado de las causas que las origina, es decir, que las condiciones son los efectos de los pensamientos que son la causa, pero ¿cuantas personas viven realmente teniéndola en cuenta?

Para todo efecto existe siempre una causa que lo precede. Cualquier realidad que estés viviendo son un conjunto de efectos y si no te gustan puedes cambiarlos cambiando las causas que los originan.

La casualidad hace referencia a la combinación de circunstancias que resulta imposible de anticipar y evitar. Aquello que ocurre por casualidad es imprevisto y, por lo tanto, no se puede evitar. No tener la sensación de que se controla la vida nos hace pensar que todo ocurre por azar. Muchas personas aceptan sus vidas con resignación como si no tuvieran el poder de cambiarla. Es más sencillo desconocer estas causas y liberarnos de la responsabilidad de cambiar nuestras vidas. Por eso se dice que «uno tiene lo que se merece».

Por ello, hay que adquirir el hábito de preguntarse siempre ante una circunstancia… esto que me pasa.. cuál es la causa que lo origina … y puedo cambiarla? Esto hace que tomemos el control de nuestra vida y no al revés.  Cuando escuchamos que a tal persona le ha dado alguna enfermedades (infarto, ictus, un cáncer, etc) lo normal es pensar «le ha tocado» pero muchas veces no es así sino el resultado (efectos = enfermedades) de un estilo de vida (causas = tabaco, alcohol, comer mal, no hacer ejercicio,  estrés, etc…) y por lo tanto evitable.

No siempre va a ser posible conocer las causas y poder evitarlas. Pero sabemos que esto es así. La ley de la causalidad es implacable. Mucha gente le será más fácil creer en la casualidad y dejar el control de sus vidas al azar porque les genera menos ansiedad y se quita de encima la responsabilidad de tener el control de su vida.

Por ejemplo, hay personas que dejan su planificación económica a largo plazo en la esperanza de que les toque la lotería para resolver todos sus problemas económicos  y aún en el caso de que pudiera ocurrir eso no es un plan adecuado pues se deja al azar en lugar de cambiar las causas que han llevado a la situación actual. A la larga se volvería a estar en el mismo punto de partida pues las causas (hábitos financieros) no se habrían cambiado y los efectos (resultados económicos) volverían a ser los mismos.

La probabilidad de que arregles algo por casualidad es más baja de que estropees algo por casualidad ya que hay más estados posibles en que algo no funcione de que sí, y muchos más cuanto más complejo es un sistema. Por ello lo mejor es centrarse en aquellas cosas que podemos cambiar y aplicando la ley de los promedios intentar cambiar las cosas.

Al final las cosas suceden porque hacemos que sucedan. Es necesario salir de la zona de confort y tomar las riendas de nuestras vidas y cambiar aquellas circunstancias sobre las que tenemos control o podemos cambiar.

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